Juan Antonio Segovia y Páez, la
dinámica de la propia esencia
La dinámica de la propia esencia es la evidencia de la transmutación constante,
del cambio permanente, de la evolución entendida como acto natural
consustancial. Es decir que la existencia es la constatación de la esencia, en
el sentido de mostrar a todas luces la formulación de una idea de verdad
concreta. Pero, esta idea de verdad cambia según las circunstancias y los
momentos, dado que todo condiciona o bien ayuda a evolucionar. De ahí que la
obra abstracta de Juan Antonio Segovia y Páez se fundamente en la propia
persistencia de la constatación del cambio.
Está claro que la voluntad del cambio se asienta en el movimiento, entendido
como dinámica, como expresión de una actitud que va más allá de las
circunstancias y los momentos. Unos momentos que se asientan en entender por sí
mismos que vivir es estar en consumo con uno mismo instante a instante.
Vivir el momento es vivir en meditación, sin necesidad de paralizar la
actividad, porque la acción continuada es la verdadera esencia de la vida. Pero,
ello no significa vivir el momento de cualquier manera, sino con plena
conciencia, con la determinación de ir más allá de las circunstancias, porque
estas pueden condicionar, pero, si uno está al unísono con lo que debe hacer
puede avanzar a pasos agigantados sin límites porque no hay nada que se lo
impida.
Somos el resultado de nuestros actos y acciones, de nuestra actividad constante
y de nuestra voluntad más profunda. Y esto es lo que expresa el pintor y poeta
andaluz, residente en Canarias. A través de su creación pictórica abstracta
exhibe el significado real de la dinámica de la propia esencia. Esta se basa en
exhibir la voluntad de la materia de ser camino denso y sutil, luz y claridad,
camino y dirección, línea y estructura, energía y densidad, estrella fugaz y sol
permanente a la vez. Porque la materia abstracta es por sí misma y contiene el
micro-universo, que es el reflejo del macro-universo, un equivalente del yin y
Yang, equilibrio encauzado, determinado, presentado con todo rigor, con la
febril determinación de sus alcances, buscando ser consecuente con el ente, con
el ser que le da la motivación esencial real.
De ahí que la abstracción expresiva sea consecuencia de su actividad para
conseguir expresar lo verdaderamente sugerente, en el camino de la propia
consideración de lo visible, hallado en los términos intermedios de lo
indivisible, porque la materia es luz y como tal se desvanece, profundizando en
su propia esencia.
La contribución a la pintura del creador andaluz, nacido en Vejer-Málaga es
fundar su discurso en el abstracto, como elipsis poética, símbolo y alegoría de
un mundo rico en sensibilidad extrema.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
(AICA)