Mariano Cano, juego de volumen,
materia, perspectivas, elementos y composición
Mariano se interesa por la
formulación de la transformación, por la exhibición de lo volumétrico, en el
sentido de apoyar la idea, el concepto, con temáticas que impliquen formas
evidentes, aunque sean, también, muy descriptivas.
Su obra se instala en la evidencia de lo constatable, en la perspectiva, en el
juego de volúmenes, en la dinámica de formas que están siempre en movimiento.
Posee visión de escultor, alma de arquitecto, tenacidad del joyero, actitud del
creador que viaja más allá de los límites para instalarse en la poesía de las
imágenes.
Sus temáticas son visiones
arquitectónicas, dotadas de movimiento, enlazadas, interesadas por el amor, el
sentimiento, por los iconos que constituyen y describen de manera directa,
indirecta, alegórica, simbólica y descriptiva la energía amorosa.
Todos somos partes del amor en letras mayúsculas. El mundo es amor, la verdad es
amor, la esencialidad es amor, la fuerza del combate de la lucha diaria de la
vida es amor.
Mariano es un poeta, que ejerce de joyero, que no renuncia a la elipsis, tampoco
a la filosofía del concepto, ni al estudio del detalle, aunque su producción se
expresa con calma, buscando recovecos del alma, situándose en la elongación de
lo constatable, potenciado la visión de la existencia encuadrada en la más alta
visibilidad de lo permitido. Porque la vida para Mariano es parte de la
escenificación, atrezzo, persistencia de la idea, temática en la que incidir y
transformar su visión de una realidad que obvia lo malo, negativo y peyorativo.
Su apuesta por el amor en colgantes, anillos y otras piezas de joyería es
constate, porque necesita encuadrar y delimitar para fomentar su perspectiva,
desde diferentes ángulos, desde distintos argumentos para alcanzar el fin
deseado: transmitir sentimientos a partir de imágenes, con volumen, color y
materiales nobles.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
(AICA)