Mariano Cano, de la expresión de
la alegoría y la fortaleza de lo poético
Mariano Cano busca a través de la
alegoría de su joyería la fortaleza de lo poético, basándose en los elementos,
conjunto de los mismos, agrupación de evidencias del attrezzo que se fundamenta
en el desarrollo de la dinámica de la composición en línea con la fantasía y los
estados poéticos de la conciencia.
Mariano Cano se fundamenta en la expresión de la alegoría en el sentido de
exhibir la fuerza de la poética, siendo coherente con sus movimientos creativos
envolventes, porque al preocuparse por la escenografía de la composición, indaga
en el detalle, potenciándolo, permitiendo al espectador interesarse por su
sentido profundo, debido a su exhibición clara y diáfana del mismo.
La alegoría es fundamental en la dinámica de la producción de joyería del joyero
de Madrid.
Una alegoría que no abusa de lo minimalista, sino que es más bien barroca,
destacando por la expresividad, el número de elementos que intervienen en la
formulación compositiva, exhibiendo la evidencia poética basada en la
energetización de todo lo existente.
Estamos en unos instantes en los
que todo es margen de maniobra hacia una nueva concepción de la existencia y la
obra de Mariano no es extraña a esta tendencia mundial.
Hay un cambio en profundidad que nos afecta a todos, que engloba a diversas y
variadas capas de la sociedad.
Existe, en líneas generales, una fuerza interior mundial que nos enseña a ser
diferentes.
El joyero de Madrid lo consigue a través de su apoyo potético a una obra,
elaborada en plata y oro, pedrería y metacrilato que busca emblematizar lo
poético, insertándose en lo narrativo, buscando un attrezzo sugerente, ideal,
que catapulta al estrado a la energetización de la transformación de los
materiales y elementos motivados por el haz de luz de las iluminaciones
espirituales. Sí, hay esperanza, a partir de la evidencia de la transmutación y
el cambio. Un cambio que el creador castellano enlaza con su capacidad creativa
de confeccionar joya-escultura armonizada con la vibración del alma.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
(AICA)