Del 5 al 15 de marzo de 2009,
en Casa do Brasil, Madrid, Avenida Arco de la Victoria, s/n., muestra pictórica
del creador catalán.
Los hombres máquina y el objeto
como decorado de Gerard Valls
Avanzan
y retroceden, interactúan como si estuvieran en un videojuego, expresivos y
matéricos, con el objeto como decorado.
Son seres humanos, hombres y mujeres, hombres y mujeres máquina, con decorados
abstractos, con objetos inseparables en la mano.
Son objetos vitales, objetos que son parte de la esencia que los impulsa a creer
en ellos.
Es la poética del hoy, de la sociedad que ha producido aquello que precisamos y
con la voluntad de trascender.
Todo lo que existe es fragmento de un puzle que se recompone a cada momento. Es
un puzle que avanza imparable, es un retazo de historia, que se engalana de
cambio, que llega a formar parte de lo sugerente, contenido en lo expresivo, en
la magnitud del instante, emplazado en el aquí y ahora.
La verdad de lo emblemático es que todo lo que existe está cambiando a cada
momento.
Nada permanece, incluso los objetos artificiales, poseen una cierta clase de
existencia sensible y están sujetos al cambio constante.
Los hombres y mujeres máquina somos todos, estamos todos, estamos pero no nos
identificamos, porque, ante todo, somos, es decir que estamos conectados con el
ser que nos define de verdad.
Somos partes del engranaje en cierta manera, cuando estamos en el de manera
involuntaria. Un engranaje de fuerza mayor, de intervención sideral, de voluntad
universal.
Formamos parte del gran engranaje, pero no somos el engranaje en sí. Y el objeto
es la prolongación de nosotros en cada momento, como decorado del escenario.
Estamos viviendo en un teatro permanente, en una sociedad de consumo, en una
vitalidad desmedida, en una manera de mirar que nos transporta más allá de los
escaparates que nos definen como partes de un todo que no está en su interior.
Pero, por otra parte, hay que tener en cuenta que somos nosotros quienes miramos
el contenido de los escaparates y decidimos finalmente. No al revés.
Somos esta parte fundamental de la esencia que es tan determinante que somos
capaces de ir más allá de las imitaciones para alcanzar lo que el destino nos ha
desafiado.
Elementos, objetos, atrezo, decorado, el teatro, el escenario, las prisas, el
stress, la formulación del cambio, la transformación de lo emblemático
circunstancial.
Todo es parte de un todo que se hilvana como una danza paradisíaca en el momento
último, en el instante a instante que nos alcanza y que rebrota como si fueran
millones de gotas procedentes de manantiales de agua cristalina infinitamente
pura.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)